miércoles, 10 de noviembre de 2010

La depresión, un penal que no logró detener





En el mundo del fútbol cada día observamos historias de triunfos y derrotas que dominan las portadas de los principales medios especializados. Algunas causan un impacto superior al resto ya sea por su trascendencia o la forma como se termina desarrollando.

Viene al caso esa afirmación, porque hoy se está cumpliendo el primer aniversario del suicidio de Robert Enke, portero alemán de 32 años, quién luego de sufrir durante toda su vida problemas de depresión, se terminó lanzando a las vías de un tren, irónicamente en el mejor momento de su carrera profesional.

Enke comenzó jugando en el FC Carl Zeiss Jena, luego tuvo un paso fugaz por el Borussia Monchengladbach en su país. Se marchó a Portugal donde jugó en el Benfica, de ahí pasó al FC Barcelona en el 2002 donde firmó por tres temporadas pero sólo cumplió una de ellas, término siendo su peor etapa profesional en la que se enfrentó fuertemente con la depresión.

Luego de su pasó por Catalunya, se fue a Turquía para ser el portero del Fenerbahçe, tampoco se afianzó en ese país, por lo que regresó a España para jugar en el Tenerife y terminó porteando a un gran nivel en el Hannover 96 de su país, por lo que se ganó ser convocado a la selección alemana (fue el tercer portero en la Eurocopa 2008)

La historia de Enke debe hacernos recordar que los deportistas son seres humanos como cualquier otro, que tienen necesidades y problemas. En los últimos años se ha visto muertes de futbolista por problemas cardiacos, aunque lo de Enke es un caso aparte, porque sufrió de depresión durante toda su vida.

Miedo al Fracaso

Desde el momento del suicidios se corrieron muchos rumores en torno al alemán, pero hay que resaltar que estuvo en muchos momentos en terapia enfrentando está enfermedad que se mostraba fundamentalmente por un rotundo miedo al fracaso. Muchas personas alrededor del mundo sufren este padecimiento y nunca lo sacan a la luz pública, son cosas que deben hacer reflexionar al mundo entero.

En los últimos momentos de su vida Enke sufrió la muerte de su hija, pero luego se levantó de la depresión, adopto una niña junto a su esposa y se había consolidado como portero titular y capitán del Hannover, tenía todos los puntos para asistir al mundial, pero hace un año se quitó la vida. La depresión no avisa, solo aparece y en ese momento Enke pensaba que la muerte era la única salida.





Luego del lamentable deceso, su viuda junto a representantes de la Federación Alemana han creado una Fundación para todas las personas afectadas por la depresión. El día de hoy se le rindieron homenajes en su tumba y una gran cantidad de hinchas desfilaron por el estadio escribiendo pensamientos en un libro, además las autoridades de la ciudad están pensando bautizar una calle con su nombre.

Robert Enke no fue el mejor portero del mundo ni será recordado por sus grandes atajadas, pero su lucha contra la depresión y su posterior suicidio debe darnos una lección a todos, hay mucho que aprender y que cambiar.